
MÍSTICA Y ASCÉTICA
En la segunda mitad del siglo XVI conviven dos líneas poéticas diferentes: la lírica amorosa y la lírica religiosa. Nos centraremos en la lírica religiosa que distingue dos grandes tendencias: la poesía ascética y la poesía mística. Ambas son complementarias, pues mientras que la ascética se ocupa de cuestiones morales y filosóficas con el fin de conducir al ser humano hacia Dios, la mística expresa el gozo que supone ese encuentro. No obstante, para diferenciarlas mejor, vamos a explicar un poco sobre ellas:
Ascetismo: niega los placeres materiales y busca las virtudes por la vía de la abstinencia.
Misticismo: promueve la cercanía con Dios, la llamada "perfección religiosa" por medio del éxtasis, una reacción que está entre lo físico y lo espiritual. Por lo tanto, la poesía mística habla de esa revelación y tiene un carácter visionario.
En la Poesía religiosa española, debemos destacar a dos autores: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

SANTA TERESA DE JESÚS
Natural de Ávila, fundó la orden religiosa de las Carmelitas Descalzas, lo que le hizo ser perseguida. Vivió éxtasis que la paralizaban durante largas temporadas y realizaba obsesivas oraciones. Su obra poética fue recopilada después de su muerte, marcada por una escritura sencilla y expresiones afectivas. Destacó principalmente en prosa con las siguientes obras:
El libro de la vida (1565). Con él refundó las autobiografías en castellano.
Las moradas (1588) y Camino de perfección (1598). Obras ensayísticas.
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pase,
Dios no se muda.

SAN JUAN DE LA CRUZ
Nacido en Fontiveros (Ávila) estuvo ligado a Santa Teresa de Jesús participando en las reformas carmelitas, lo que le llevó a la cárcel. En prisión inició la obra Cántico espiritual, cumbre de la poesía mística castellana. Censurado, fue publicado póstumamente. La obra está influida por el Cantar de los Cantares, la poesía popular española, la poesía italiana y la mística sufí.
San Juan de la Cruz también escribió otros dos poemas destacados: Noche oscura y Llama de amor viva.
Su poesía está marcada por símbolos, hipérboles y metáforas.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía